Petro frente a la violencia: firmeza con justicia social
El presidente Gustavo Petro ha sido claro: estos ataques no pueden quedar en la impunidad. Pero tampoco pueden ser excusa para regresar a la política de “guerra eterna” que solo engorda a contratistas de la guerra y deja un reguero de muertos campesinos, policías y soldados. Petro ha reiterado que la seguridad no se construye solo con balas, sino con dignidad y derechos para la gente.
La paz total: única salida real
Quienes hoy critican la política de paz del Gobierno olvidan que las disidencias, el narcotráfico y la violencia en territorios como Antioquia y el Valle del Cauca son herencia de décadas de abandono y corrupción. Petro no ha escondido la realidad: sin reforma agraria, sin sustitución real de cultivos, sin oportunidades para la juventud, la guerra seguirá repitiéndose como un círculo vicioso.
Por eso insiste en su propuesta de paz total, que no significa impunidad, sino atacar las raíces de la violencia: la pobreza, el despojo de tierras, la falta de Estado en las regiones.
La derecha aprovecha la tragedia
No sorprende que los sectores más reaccionarios usen los atentados para atacar al Gobierno. La misma derecha que firmaba contratos multimillonarios para helicópteros, que militarizó las ciudades en el Paro Nacional, que hizo de la guerra un negocio, hoy se atreve a señalar a Petro como culpable. Hipocresía pura: cuando gobernaron no trajeron paz, sino más violencia.
Con Petro, la vida en el centro
El llamado de Petro es contundente: no más jóvenes pobres muriendo en uniforme, ni en el monte, ni en las calles. La fuerza pública debe transformarse en una institución para proteger la vida, no para ser carne de cañón en una guerra sin fin.
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