En la antesala de las elecciones de 2026, Colombia vive una batalla campal dentro de los partidos políticos. Las colectividades, tanto de izquierda como de derecha, enfrentan fracturas internas, egos cruzados y luchas por el control de los avales, el documento dorado que define quién podrá competir por el poder.
Lo que antes se resolvía en mesas cerradas, hoy se libra a la vista de todo el país, con declaraciones incendiarias, renuncias, expulsiones y amenazas de disidencias.
En la izquierda: peleas por protagonismo y control
En el Pacto Histórico, los vientos no son de unidad.
Las tensiones entre sectores afines al presidente Gustavo Petro y los grupos alternativos crecen. Algunos dirigentes acusan a la Casa de Nariño de “politizar los avales” para favorecer a candidatos de confianza y marginar voces críticas.
Varios movimientos de base denuncian falta de democracia interna y centralismo en las decisiones. El mensaje que resuena entre los militantes es claro: “Si no piensas como ellos, no te avalan”.
En el centro y la derecha: fracturas por poder y candidaturas
La situación no es distinta en el Centro Democrático, donde las tensiones entre Miguel Uribe, María Fernanda Cabal y José Obdulio Gaviria reflejan la pugna por definir el rumbo ideológico del uribismo.
Mientras Cabal pide respeto a los estatutos y un proceso transparente, sectores influenciados por el asesor extranjero Lester Toledo buscan cambiar las reglas internas, generando molestia entre la base conservadora.
Por su parte, en Cambio Radical y el Partido Liberal, la división es igual de profunda.
En el primero, las diferencias entre las casas políticas del Caribe y los dirigentes nacionales amenazan con fracturar el mapa electoral.
Y en el segundo, el expresidente César Gaviria intenta mantener control sobre los avales, mientras jóvenes dirigentes reclaman una renovación real y menos política de escritorio.
En los alternativos: promesas de cambio, viejas prácticas
Ni siquiera los partidos emergentes se salvan. En sectores como la Alianza Verde y Dignidad & Compromiso, hay denuncias por avales entregados a conveniencia, favoritismos y falta de coherencia entre el discurso ético y las prácticas internas.
La política del “nuevo país” parece repetir los mismos vicios del pasado.
Avales: el verdadero poder detrás de la democracia
En Colombia, un aval es mucho más que una firma: es la llave de acceso al sistema político. Sin él, un candidato no puede competir; con él, obtiene legitimidad y recursos.
Por eso, los avales se convirtieron en el botín más codiciado y el origen de alianzas temporales, traiciones y fracturas.
“El que controla el aval, controla el partido. Y el que controla el partido, controla el futuro político del país”, señaló un estratega electoral consultado por Medellín Herald.
Una democracia en disputa
Mientras tanto, los ciudadanos observan con escepticismo. En lugar de propuestas, ven peleas internas, personalismos y una clase política desconectada de la realidad nacional.
En un país donde la pobreza, la inseguridad y el desempleo crecen, la política parece centrarse más en quién se queda con el logo que en quién tiene las ideas para cambiar las cosas.













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