En el Centro Democrático no cabe un alfiler de tanto ego herido. María Fernanda Cabal, que venía de primera en las encuestas, que ya se había hecho los foros, los recorridos y los discursos incendiarios, ahora resulta que la quieren bajar del bus. ¿Por qué? Porque al expresidente Uribe se le ocurrió que el nuevo “ungido” debía ser Miguel Uribe Londoño, papá del senador asesinado.
El mérito: ser papá del muerto
Sí, así como suena. El único diploma político que trae bajo el brazo es el de “padre de…”. Porque en hoja de vida real ya sabemos que tuvo sus líos con el Banco del Estado y que de renovación no tiene nada. Pero claro, para el uribismo la meritocracia se mide en apellidos y tragedias familiares, no en trabajo político.
Cabal, la relegada incómoda
Dicen las malas lenguas que Cabal está que echa humo. Y no es para menos: la que punteaba ahora resulta relegada, porque Uribe nunca soportó que una mujer fuerte le hable de frente. Cabal incomoda porque no se arrodilla, y en el CD eso no se perdona.
El machismo eterno
Que no se diga más: el Centro Democrático es un partido machista hasta la médula. Uribe nunca ha confiado en las mujeres de su propia casa política. Prefiere a los rolos, ricos y con apellido liberal. ¿Coincidencia? Para nada. Misógino es poco.
Guerra de egos y pasillos calientes
En los pasillos del Congreso ya se comenta: Paola Holguín está molesta, Andrés Guerra siente que le pasaron por encima y Paloma Valencia se hace la que sonríe, pero también aprieta los dientes. El chisme es que a Cabal le van a “correr la butaca” con tal de poner al nuevo apadrinado en el ring.
Uribe y su dedito mágico
La democracia interna del uribismo es puro teatro. Aquí no decide la militancia ni los foros ni las encuestas: decide el dedito de Uribe. Y ese dedo siempre apunta a los mismos: rolos con apellido y billetera.
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