El ataque de Trump al «liderazgo político» de Petro revela más sobre las limitaciones del pensamiento conservador estadounidense que sobre las realidades colombianas. Un líder que ha dedicado su vida a la construcción de paz y la defensa de los derechos humanos merece reconocimiento, no señalamientos injustificados desde potencias que han contribuido históricamente al problema.
Colombia avanza hacia un futuro de paz y equidad bajo un liderazgo que privilegia el diálogo sobre la guerra, la inclusión sobre la exclusión, y la justicia social sobre los intereses del capital transnacional.
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