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La polémica por un video en el que Gustavo Petro aparece hablando con un tono pausado escaló rápidamente en redes.

Sectores opositores aprovecharon la grabación para pedir un examen toxicológico, insinuando que el presidente no estaba en plenas condiciones durante su intervención.

Pero la controversia dio un giro cuando Petro respondió desde su cuenta de X. Publicó otro video, grabado horas después, donde se le ve con total claridad, energía y fluidez. Este contraste encendió el debate: muchos usuarios notaron que la comparación entre ambos momentos no tenía sustento, al tratarse de situaciones completamente diferentes.

Mientras la oposición intentó convertir los videos en una “prueba”, otros usuarios señalaron que se trataba de una práctica recurrente: sacar clips de contexto para fabricar escándalos. Petro, por su parte, afirmó que su salud está en perfecto estado y que este tipo de ataques buscan desviar la atención de los temas estructurales, como la transición energética, la agenda internacional y las reformas sociales.

El episodio reavivó la discusión sobre la manipulación en redes, el uso político del desinformación y la manera en que ciertos sectores buscan desgastar al Gobierno con narrativas virales pero sin sustento.

En medio del ruido, una cosa quedó clara: esta vez, la respuesta del propio presidente dejó en evidencia que la polémica tenía más forma que fondo.

Camila Giraldo

Es periodista y redactora especializada en comunicación digital. Apasionada por la verdad y el poder de la información, dedica su trabajo a investigar, analizar y compartir noticias con una visión crítica y humana

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