Un problema estructural
La corrupción sigue drenando recursos que deberían destinarse a salud, educación e infraestructura. Casos recientes evidencian que no se trata de hechos aislados, sino de una práctica extendida.
Costos visibles e invisibles
Más allá del dinero perdido, la corrupción erosiona la confianza ciudadana y desincentiva la inversión. La percepción de impunidad alimenta un círculo vicioso difícil de romper.
Romper la cadena
Se necesitan sistemas de control más fuertes, sanciones ejemplares y, sobre todo, una cultura ciudadana que rechace la corrupción en todas sus formas. Solo así será posible construir un país más justo y transparente.
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