En medio de la Cumbre de la Celac, el presidente Gustavo Petro volvió a dejar claro que su voz no se doblega ante el poder extranjero. Con tono desafiante, el mandatario colombiano aseguró que hay sectores que “quieren llevarlo a una cárcel de Estados Unidos”, pero advirtió que no cederá ni un centímetro en su defensa de la soberanía nacional.
“Si la verdad y la independencia me cuestan la vida, es preferible morir antes que arrodillarme”, afirmó Petro ante los jefes de Estado de América Latina y el Caribe.
Sus palabras provocaron una ovación entre delegaciones que ven en él una figura dispuesta a romper con el tutelaje histórico de Washington sobre la región.
El presidente insistió en que su gobierno seguirá defendiendo la integración latinoamericana, la justicia social y la independencia energética, pilares de un proyecto que busca liberar a Colombia de la dependencia económica y política.
Desde hace semanas, Petro ha denunciado una campaña internacional para desprestigiarlo, tras su inclusión en la llamada “lista Clinton”, que ha sido interpretada por sectores progresistas como una maniobra para aislar a los gobiernos que no se alinean con los intereses de EE. UU.
El mensaje de Petro en la Celac no fue un discurso más. Fue una advertencia al mundo:
Colombia no será patio trasero de nadie, ni su presidente un rehén del poder extranjero.
En tiempos de presión global, su frase resuena como un eco de dignidad: “Es preferible morir que perder la soberanía.”













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